¿Cuándo hay que estudiar el reflujo gastroesofágico en el niño?

El reflujo gastro esofágico es una situación muy común en los bebés, debido a la debilidad del esfínter esofágico inferior, el número excesivo de momentos alimentarios diarios (entre 8 y 16) y a la gran cantidad de horas que los niños pasan en posición horizontal.  Por esto todos los bebés van a tener episodios de reflujo, hasta 30 veces por día  y la mayoría de las veces no terminan en vómito.

El pico de frecuencia es a los 4 meses de edad donde se ha encontrado una prevalencia mayor al 60%. Este número desciende al 20% de los niños de 7 meses y es casi excepcional después del año de edad.  Sin predominio de sexo, raza u origen geográfico.

El 25% de los niños con regurgitaciones consulta por este tema, y son muy pocos los que puedan tener problemas secundarios a esta condición (bajo peso, infecciones respiratorias o sangrados digestivos)1.

La mayoría de las veces es muy fácil de diagnosticar, como en el niño sano juguetón y contento, que tiene muchos vómitos y esta situación no requiere de tecnología mayor. Pero en otras situaciones la sospecha puede ser alta y la clínica muy inespecífica, como el niño irritable que llora mucho, las bronquiolitis a repetición de difícil manejo, o en el niño con ALTE. En muchos de estos casos, el médico usa inhibidores de la bomba de protones en forma empírica, aunque no hay ninguna evidencia a favor de esta conducta en todos los casos2,3.

Y el problema en el diagnóstico no es la falta de tecnología ni su baja sensibilidad, sino a que todos los niños regurgitan mucho. Entonces los tests muy sensibles se positivizan rápidamente (los scores de síntomas, radiografías seriadas, cámara gamma, endoscopías y la pHmetría). Aunque la pHmetría se ha considerado el gold standard durante mucho tiempo, su sensibilidad no es adecuada, y no sirven para predecir qué niños se beneficiarán con el tratamiento4.

En último lugar apareció la impedanciometría intraesofágica multicanal demostrando que gran número de episodios de reflujo que pueden enfermar al niño no son sólo ácidos sino que además pueden ser alcalinos (por esto supera a la pHmetría).  También determina la altura del reflujo, y si se trata de gas o sólido. Algunas guías de gastro recomiendan su uso en los casos de alta sospecha y clínica de difícil manejo, (recomendación de expertos).

Afortunadamente la gran mayoría de niños con reflujo se diagnosticarán clínicamente sin necesidad de ninguna tecnología, y se mejorarán con cambios del hábito alimentario, sin necesidad de medicación.


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