La medicina familiar nos enseña que...

1) Un nuevo tratamiento RARA VEZ ES MUCHO MEJOR que lo que ya tenemos.

2) Pedir un estudio, sólo si el resultado puede llegar a cambiar lo que harías.

3) A menos que la condición sea de vida o muerte, siempre comenzar con dosis bajas.

4) No se puede hacer que un paciente asintomático se sienta mejor.

5) Cuando el riesgo inicial es bajo, reducir el riesgo raramente equivale a ganancias significativas.

6) Casi nunca se puede reducir el riesgo a cero.

7) Hacer actividad física, comer poco y sano y no fumar casi siempre son más eficaces que cualquier tratamiento que podamos ofrecer.
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