La prueba de respiración profunda como maniobra diagnóstica para el efecto guardapolvo blanco en pacientes hipertensos

Augustovski F., Calvo C., Deprati M., Waisman G. (2004). The deep-breath test as a diagnostic maneuver for white-coat effect in hypertensive patients. J Am Board Fam Pract 17(3): 184-9. 


Resumen
Antecedentes: El efecto de bata blanca es un fenómeno común en pacientes hipertensos, y no existe una prueba de consultorio útil actual para detectarlo.
Métodos: Este fue un estudio transversal. Evaluamos la maniobra de respiración profunda en el consultorio como una prueba diagnóstica del efecto de bata blanca. Los participantes incluyeron 83 pacientes adultos con hipertensión no controlada en el consultorio. Medimos la sensibilidad, la especificidad, la razón de verosimilitud de diferentes puntos de corte, el área bajo la curva característica operativa del receptor (ROC) y los intervalos de confianza del 95%. El estándar de referencia utilizado fue el monitoreo ambulatorio de la presión arterial durante 24 horas.
Resultados: se incluyeron 73 pacientes [edad media, 58,7 +/- 9,5 años (media ± DE); 55% mujeres]. La prevalencia del efecto de bata blanca fue del 62%. Comparando pacientes con efecto de bata blanca versus aquellos sin este efecto, la prueba de respiración profunda resultó en una disminución de la presión arterial sistólica media de 17,8 y 10,9 mm Hg (P <0,001) y una disminución diastólica media de 6,6 y 5,4 mm Hg, respectivamente ( P = no significativo). El área bajo la curva ROC de cambio de presión arterial sistólica fue de 0,69 (intervalo de confianza del 95%, 0,57 a 0,81). El acuerdo interobservador fue muy bueno.
Conclusiones: la prueba de respiración profunda puede ser una maniobra útil para detectar el efecto de bata blanca. No tiene efectos adversos importantes y puede ayudar a evitar el sobretratamiento y los procedimientos de prueba adicionales innecesarios.


Abstract

Background: The white-coat effect is a common phenomenon in hypertensive patients, and there is no current useful office test to detect it.

Methods: This was a cross-sectional study. We evaluated the deep-breath maneuver at the office as a diagnostic test of the white-coat effect. Participants included 83 adult patients with uncontrolled office hypertension. We measured sensitivity, specificity, likelihood ratios of different cutoff points, area under receiver operating characteristic (ROC) curve, and 95% confidence intervals. The reference standard used was 24-hour ambulatory blood pressure monitoring.

Results: We included 73 patients [mean age, 58.7 +/- 9.5 years (mean +/- SD); 55% women]. The prevalence of white-coat effect was 62%. Comparing patients with white-coat effect versus those without, the deep-breath test resulted in a mean systolic blood pressure decrease of 17.8 and 10.9 mm Hg (P <.001) and a mean diastolic decrease of 6.6 and 5.4 mm Hg, respectively (P = not significant). The area under the ROC curve of systolic blood pressure change was 0.69 (95% confidence interval, 0.57 to 0.81). Interobserver agreement was very good.

Conclusions: The deep-breath test can be a helpful maneuver for the detection of white-coat effect. It has no major adverse effects and it may help avoid overtreatment and unnecessary further testing procedures.