No a los castigos en los niños.
Castigo corporal y verbal a los niños. Nuevas Guías de la Asociación Americana de Pediatría.
Los padres NO deben usar el castigo corporal, incluidos golpes y chirlos de ningún tipo y no se debe usar el castigo verbal que causa vergüenza o humillación.
Las Guías de 1998 desalentaban a los padres de azotar a sus hijos y sugería que los pediatras ayudaran a los padres a no hacerlo, pero fue una recomendación "algo light".
En los 20 años transcurridos desde entonces la evidencia se tornó abrumadora acerca de cómo el castigo corporal es inefectivo y cómo es potencialmente peligroso.
La crianza de los hijos es algo muy personal y, por supuesto, los padres toman sus propias decisiones sobre cómo quieren hacerlo.
El papel de los médicos es brindar a los padres la mejor orientación basada en evidencia para que puedan tomar sus decisiones.
Y toda la evidencia apunta a que los padres nunca deben golpear a sus hijos.
Un meta-análisis [1] de una gran cantidad de estudios mostró que el castigo corporal:
- No funciona.
- No hace que los niños cambien su propio comportamiento, ni a mediano ni a largo plazo.
Hubo estudios pequeños, de mala calidad, que mostraban un cambio temporal en el comportamiento de un niño. Pero lo que los padres quieren es cambiar el comportamiento de los niños a largo plazo.
¿Qué sabemos acerca de las consecuencias del castigo corporal en los niños?
Hay 3 tipos principales de consecuencias: aumenta su comportamiento agresivo y les causa más problemas en la escuela y con sus padres.
En el estudio más grande de su tipo, un estudio longitudinal [2] que siguió a los niños durante varios años, se halló que los niños que fueron golpeaos tuvieron un comportamiento más problemático y agresivo.
El castigo corporal a menudo condujo a un círculo vicioso, donde los niños se volvieron más opuestos a medida que experimentaban el castigo corporal, lo que hacía que su comportamiento empeorara.
La asociación entre chirlos y niveles más altos de agresión y violación de las reglas se mantuvo después de controlar las características del niño y la familia, incluidos los problemas de conducta más tempranos y el estrés de la padres.
Otra consecuencia, que es un poco más difícil de afirmar, es la evidencia de que el uso del castigo corporal afecta el desarrollo cerebral de los niños.
Un estudio [3] observó a un grupo de [adultos jóvenes], algunos de los cuales habían sido expuestos constantemente a castigos corporales severos y otros que no lo habían hecho.
Aquellos que habían sido disciplinados a través del castigo corporal tenían un menor volumen de materia gris cortical prefrontal y un menor coeficiente intelectual de rendimiento.
Ese es el área del cerebro responsable de la autorregulación y la función ejecutiva.
El estudio fue pequeño. Pero se dirige a un gran grupo de estudios que analizan los efectos de la experiencia en el crecimiento cerebral de los niños.
Sabemos, por ejemplo, que el estrés tóxico puede causar cambios similares en el cerebro de los niños.
El castigo corporal puede afectar el desarrollo físico del cerebro del niño. Los autores de estos estudios sugieren que los niveles elevados de cortisol son responsables de los cambios en el cerebro.
Un tercer conjunto de resultados son los problemas de salud mental.
En una buena cantidad de estudios, los niños que habían sufrido castigos corporales tenían problemas de salud mental, como ansiedad y depresión.
Entonces, la evidencia muestra que el castigo corporal es inefectivo.
Expone a los niños al riesgo de resultados de desarrollo y comportamiento deficientes.
¿Qué incluye la humillación verbal?
Es cuando un padre pretende avergonzar o humillar a un niño. En vez de "No hagas eso", dice: "Qué tonto sos” o “Sos un imbécil", o " Me gustaría que nunca hubieras
nacido", o todo tipo de cosas desagradables que los padres pueden decir enojados.
En los pocos estudios realizados se halló que este tipo de conductas tiene consecuencias muy similares al castigo corporal.
Como médicos de familia es importante tener en cuenta esto porque si bien no suelen observarse lesiones físicas, la humillación verbal tiene similares implicancias.
¿Qué métodos de disciplina funcionan mejor que los golpes o el abuso verbal? ¿Y hay mejores enfoques para diferentes edades?
Para los bebés, la mayor parte de las veces basta simplemente con la distracción o redirección. Si un bebé está gateando hacia un peligro, simplemente levantarlo, girarlo 180 grados y seguirá gateando en una nueva dirección.
A medida que los niños se desarrollan cognitivamente, comienzan a desear la atención de sus padres. Para los pequeños y preescolares, su padre es la persona más importante del mundo y demandan su atención.
Parte de la tarea es preparar al niño con anticipación sobre qué comportamiento se espera y luego darse cuenta de cuándo está bien. Se puede usar este deseo de atención para enseñarles un buen comportamiento.
Cuado los niños crecen, pueden comenzar a experimentar las consecuencias naturales de lo que están haciendo. Si un niño estuvo "cocinando" y dejó el espacio hecho “un desastre”, se le puede hacer que limpie la cocina aunque prefiera hacer otra cosa.
Si un niño menor no tiene cuidado cuando cruza la calle, los padres pueden decir: "De ahora en adelante, vas a cruzar siempre de la mano hasta que vea que mirás a ambos lados antes de cruzar".
Los adolescentes son más complicados. Los padres pueden aumentar gradualmente la independencia de un niño a medida que comienza a ser más responsable. Nuevamente, esto requiere establecer las expectativas con claridad y vigilar que el niño siga esas expectativas.
A medida que el niño demuestre su responsabilidad, se le dará más independencia.
Como médicos es importante:
- Escuchar a los padres sobre un comportamiento problemático del niño y luego comenzar a ayudarlos a resolverlo sin alentar los castigos.
- Distinguir entre comportamiento problemático y desarrollo normal de los niños. Por ej.: Todos los bebés lloran. El solo hecho de tener esa percepción y sabiduría para decirle a un padre que esto es lo que el niño hace a esta edad puede ser de gran ayuda.
- Cuando hay otros comportamientos problemáticos como no dormir u oposición, podemos involucrarnos con los padres en la resolución conjunta de problemas. A menudo, una discusión en profundidad sobre el comportamiento puede conducir a una mejor comprensión por parte de los padres de por qué el niño está haciendo eso y, por lo tanto, a una estrategia que podría tener éxito en cambiarlo.
¿Qué les decís a los padres que defienden los castigos porque creen que en ellos funcionó?
"Me alegro tanto de que estés bien!".
Luego: "… Ahora sabemos que hay formas de enseñar a un niño desde el bien: No incluyen miedo ni violencia en la relación amorosa con los padres.
Así que podrían probar algunas de estas cosas… ".
Otras veces es bueno preguntarle a los padres: "¿Qué más hicieron tus padres además de pegarte? ¿Qué más recordás de tu infancia?” Y a menudo aparecen otras ideas de lo que les sucedió cuando eran niños.
¿Qué técnicas se pueden usar para redirigir esa energía negativa de los padres enojados a una positiva?
Darse un minuto de tranquilidad antes de actuar.
Contactar a otro adulto para que lo ayude cuando se sienta frustrado y enojado.
No hay un padre en el mundo que no haya experimentado ese tipo de frustración con sus hijos.
Pero lo importante a recordar es que, en general, los niños quieren ser buenos.
¿Es apropiado que un padre se disculpe si reaccionó con ira y gritó o dijo algo inapropiado o tal vez abofeteó a su hijo?
Definitivamente Sí. Todos nosotros somos humanos.
A veces no importa lo que hagamos, estamos en ese momento. Y está bien transmitirle a un niño que nos sentimos mal y que no quisimos decir lo que dijimos o hicimos con enojo.
Eso funciona bien si esto es algo ocasional. Si es un problema más frecuente, hay que recurrir al médico.
Los padres son los primeros y más importantes maestros de un niño. Como médicos podemos ayudarlos a aprender a enseñar a sus hijos lo que está bien y lo que está mal, sin inyectar miedo ni violencia en la relación más importante que cualquiera de nosotros tenga.
https://jamanetwork.com/journals/jama/fullarticle/2722546