El stent.

Durante años, el protocolo habitual en pacientes con estenosis arterial ha sido  realizar una angioplastia y colocar un stent. 

 
El procedimiento se realiza frecuentemente en todo el mundo.

Como la mayoría de los procedimientos invasivos, conlleva riesgos significativos (IAM, ACV, insuficiencia renal  y hemorragia). 
 
El uso de stents entró en la práctica clínica hace más de 40 años sin ninguna evidencia de comparaciones aleatorias directas de stents vs medicación. 
 
 
La creencia en su superioridad, rápidamente se hizo tan grande entre los cardiólogos, que realizaban el procedimiento dando la sensación que no
 
había necesidad de  realizar estudios aleatorios.

Muchos trabajos están revirtiendo esta conducta. Las conclusiones están dejando la sensación que, a excepción de las personas que sufren un IAM agudo,
 
la angioplastia y los stents NO son mejores para prevenir futuros infartos o prolongar la sobrevida de pacientes que indicar tratamiento médico.
 
 
El ensayo clínico más reciente es concluyente. 
 
El  estudio Ischemia (1) financiado por el gobierno federal de Estados Unidos siguió a más de 5.000 pacientes con angor durante 3 años y medio, y proporcionó
 
evidencia  que los stents no fueron mejores que el tratamiento farmacológico para prevenir nuevos IAM o prolongar la sobrevida.
 
 
A pesar de esta evidencia sólida y de alta calidad, muchos defensores de los stents justifican su uso continuo citando evidencia de que los pacientes que
 
reciben stents tienen menos síntomas anginosos. 
 
Pero un estudio de 2017 (2) también refuta convincentemente esta afirmación. 
 
Comparó el dolor en el pecho, la resistencia en la ergometría y la calidad de vida reportados por los pacientes entre un grupo que se sometió a angioplastia y
 
recibió stents, y un segundo grupo de "control de placebo" que se sometió a anestesia y todas las otras partes del procedimiento, pero en realidad no se les
 
colocó un stent.
 
 
Los pacientes de la rama placebo  (que pensaban que tenían stents) obtuvieron el mismo puntaje en la reducción del dolor en el pecho, las pruebas de la
 
ergometría y la calidad de vida que aquellos que realmente recibieron stents, revelando que el poderoso efecto placebo, observado durante mucho tiempo en
 
los ensayos con medicamentos, tambien es claramente evidente en los ensayos con dispositivos. 
 
 
En otras palabras, parece que las mejoras en el dolor que se han atribuido a la angioplastia y los stents probablemente se deban al efecto placebo del
 
procedimiento.

En teoría, los pacientes son informados de los riesgos de recibir stents y toman decisiones informadas antes del procedimiento. 
 
 
Desafortunadamente, en la mayoría de los casos el consentimiento es lamentablemente inadecuado. 
 
 
Varios estudios han demostrado que a los pacientes no se les dice o no comprenden los riesgos o que la colocación de un stent no es más efectiva que los
 
medicamentos para prevenir un IAM o muerte.
 
 
En un estudio de 2007 (3) se les preguntó a los médicos por qué realizan estos procedimientos, incluso cuando la evidencia sugiere un mejor resultado que con
 
los medicamentos. 
 
 
Sus respuestas incluyeron que los pacientes lo esperan, que es parte de la cultura médica, que los médicos tienen miedo de ser demandados si no insertan
 
stents (error de omisión) y que prefieren el riesgo de daño al hacer algo (error de comisión ) al riesgo de daño por no hacer nada.
 
 
¡Algo más! 
 
 
Se debe considerar el sistema médico donde los médicos reciben mayores recompensas por realizar procedimientos que por indicar medicamentos y aconsejar 
 
modificaciones del estilo de vida. 
 
Además, vivimos en una cultura que tiende a creer que las soluciones de alta tecnología son siempre superiores a las cosas antiguas como los medicamentos.
 
 
 
Referencias
 
(1) https://www.sac.org.ar/sac-joven-y-el-aha19/international-study-of-comparative-health-effectiveness-with-medical-and-invasive-approaches-ischemia-trial/  
 
(2) https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(17)32714-9/fulltext
 
(3) https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/fullarticle/769857?resultClick=3