Nunca es demasiado tarde (y nunca sos demasiado viejo) para mover esos músculos.

Ejercicio en personas mayores de 85

BMJ 2020; 368 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.m402 (publicado el 5 de febrero de 2020)

 

El ejercicio es la cura milagrosa

 

La edad avanzada no es una barrera para los beneficios del ejercicio.

 

A medida que las sociedades están envejeciendo progresivamente, y existe una predicción que las personas de ≥85 años, aumenten más del triple en 2050.

 

Representan el grupo de población que se expande más rápidamente.

 

La forma de preservar la salud y la función a una edad avanzada es un desafío cada vez más importante para la atención médica y el público en general.

 

Según la Organización Mundial de la Salud, el envejecimiento saludable está determinado en gran medida por la capacidad de mantener tanto la capacidad

 

mental como la física, lo que en conjunto se conoce como capacidad intrínseca.

 

No existen medicamentos para mejorar la capacidad física en las personas mayores, y es probable que no haya ninguno en el futuro.

 

Sin embargo, la evidencia está creciendo para apoyar intervenciones basadas en el ejercicio físico.

 

Hace treinta años, un estudio clásico demostró que el entrenamiento de resistencia (fuerza) de alta intensidad, incluidos los ejercicios con pesas para los

cuádriceps, mejoró la masa muscular y la movilidad funcional entre personas con una edad promedio de 90.3 años.

 

Más recientemente, un ensayo controlado aleatorio mostró que ocho semanas de ejercicios de sobrecarga sobre los cuádriceps de intensidad baja a moderada

aumentó la fuerza muscular y disminuyó el riesgo de caídas en los residentes de hogares de ancianos de 90 a 97 años.

 

Es importante destacar que los autores no informaron efectos adversos importantes o problemas de salud asociados con la intervención a pesar de la edad

avanzada y fragilidad de los participantes.

 

Un metaanálisis reciente del entrenamiento físico en adultos mayores (n = 28 523, edad media 74,2 años) también encontró que no estaba asociado con un

mayor riesgo de abandono debido a problemas de salud.

 

 

En un tercer ensayo, una intervención multicomponente que combina ejercicios de resistencia (para generar fuerza muscular a altas velocidades) con ejercicios

de equilibrio y reentrenamiento de la marcha de manera segura mejoró numerosos indicadores de capacidad física y masa muscular entre las personas frágiles

que viven en instituciones (edad promedio 92). También redujo el riesgo de caídas.

 

 

Discapacidad asociada a la internación

 

Más allá de las inevitables consecuencias del envejecimiento, es particularmente difícil para los adultos mayores mantener la capacidad intrínseca durante el

ingreso hospitalario por enfermedad aguda, en gran parte debido a los efectos de la inactividad, especialmente el reposo en cama, sobre la masa muscular y la

capacidad física.

 

Cuando están en el hospital, los pacientes mayores pasan la mayor parte de su tiempo en la cama, incluso si pueden caminar de forma independiente, y la

mayoría (73%) no caminan en absoluto.

 

En consecuencia, la discapacidad asociada al hospital es frecuente y afecta a más de un tercio de adultos mayores que se internan.

 

La discapacidad asociada al hospital, definida como la pérdida de la capacidad de realizar una o más actividades básicas de la vida diaria, como ir al baño,

bañarse, vestirse, trasladarse de la cama a la silla o caminar de forma independiente al alta, se asocia con discapacidad a largo plazo, institucionalización, y la

muerte.

 

Los ejercicios simples pueden ayudar a prevenirlo, según un ensayo reciente que informó una reducción del 64% en la discapacidad asociada al hospital entre

los adultos mayores (edad media 88) que fueron supervisados ​​haciendo ejercicios simples como caminar y levantarse de una silla durante aproximadamente 20

minutos al día.

 

La intervención es segura y se asoció con una tendencia no significativa (P = 0.08) hacia una menor mortalidad tres meses después del alta.

 

Un ensayo previo mostró que un programa de ejercicio multicomponente personalizado ayudó a revertir la disminución de la capacidad intrínseca de los

pacientes internados ​​de forma aguda con una edad media de 87 años.

 

 

Para aquellos que no quieren o no pueden realizar ejercicios, la evidencia preliminar sugiere un posible papel para la estimulación eléctrica neuromuscular

(TENS): la generación de contracciones musculares involuntarias mediante la aplicación de estímulos eléctricos intermitentes de alta intensidad a los músculos

esqueléticos.

 

Dos estudios pequeños (16 y 40 participantes) informaron efectos beneficiosos sobre la fuerza muscular en adultos mayores de 80 años con fragilidad o

estadías hospitalarias a largo plazo.

 

Se necesita más investigación sobre las intervenciones de ejercicio y los tratamientos que imitan el ejercicio, como la estimulación eléctrica para los adultos

mayores, que son "los grandes olvidados" en los estudios médicos.

 

Quedan preguntas importantes sobre la seguridad, la eficacia y la variabilidad inherente entre las personas en respuesta al ejercicio.

 

Comprender esta variabilidad es fundamental para identificar el mejor método de tratamiento (ejercicios simples de múltiples componentes) e intensidad

(ejercicios de resistencia de baja o moderada a alta intensidad) para preservar –e, idealmente, mejorar– la capacidad física a edades muy avanzadas.

 

Otras consideraciones incluyen los costos de especialistas calificados adicionales, que son esenciales para la supervisión segura de todas las intervenciones de

ejercicio en adultos mayores.

 

En una era de medicina regenerativa compleja, cuando algunos científicos incluso consideran la expansión de la vida humana más allá de sus límites conocidos,

no debemos olvidar el mensaje simple e importante: el ejercicio no es solo para niños y adultos más jóvenes, las personas de edad avanzada pueden adaptarse

al ejercicio y merecer beneficiarse de él.

 

 

Los médicos de familia deben aconsejar a todos los pacientes, independientemente de su edad, que sean lo más activos posible.

 

Las facultades de medicina deben enseñar a los estudiantes que el músculo esquelético sigue siendo un tejido plástico y adaptable durante toda la vida

humana.

 

https://www.bmj.com/content/368/bmj.m402