¿A todo lactante con un primer episodio de infección urinaria febril hay que hacerle ecografía?

Las infecciones del tracto urinario (ITU) se encuentran entre las enfermedades infecciosas más frecuentes de los lactantes y su manejo se modificó numerosas veces durante las últimas décadas. A finales del siglo 20, a cada niño diagnosticado se le hacía cistouretrografía miccional retrógrada, ecografía o centellograma renal y se le indicaba profilaxis con antibióticos durante meses o años. Esto cambió casi por completo con la llegada de las ecografías en el embarazo, en donde puede detectarse la ausencia o la presencia de patología anatómica o funcional de las vías urinarias en etapa prenatal.
 

También hoy en día se conoce que la gran mayoría de las ITU se presentan de forma aislada, sin factores de riesgo para padecerlas y que resuelven sin tratamiento invasivo y con poca incidencia de complicaciones (cicatrices, daño renal o hipertensión arterial). Por el contrario, las ITU recurrentes sí son más frecuentes en niños con alteraciones de las vías urinarias (reflujo vesicoureteral severo, por ejemplo).
 

En la actualidad, sin embargo, la Sociedad Americana de Pediatría continúa recomendando ecografía renal y vesical en todos los niños de 2 a 24 meses después de su primer episodio de ITU, aunque menos del 1% diagnostiquen alguna anomalía genitourinaria no evidenciada en los estudios prenatales.
 

Los autores del trabajo a presentar se propusieron evaluar la costo-efectividad de la ecografía renal y vesical luego un primer episodio de ITU febril en un lactante de entre 2 y 24 meses.
 

Desarrollaron un modelo analítico de decisiones que simula una población de niños después de una primera ITU febril. El modelo asume la utilidad diagnóstica de la ecografía para detectar reflujo vesicoureteral y anomalías genitourinarias. Adoptaron la perspectiva del sistema de salud, en un horizonte de 5 años. Los costos se calcularon a valor de U$ EEUU de 2018. Compararon la ecografía urinaria después de la primera ITU (rama intervención) versus practicarla después de la segunda ITU (rama control).


Los outcomes principales fueron la tasa de ITU recurrente y el costo incremental por año de vida ajustado por calidad (AVAC).


En resumen, los resultados encontrados con el modelo fueron: 1) entre los niños de 2 a 24 meses después de una primera ITU febril, se necesitaría hacer ecografía a 91 pacientes para prevenir 1 UTI recurrente. Realizar este estudio en el primer episodio aumenta los AVAC en +0.0002 por paciente examinado, lo que corresponde a una relación costo-efectividad incremental de U$ 803000/AVAC ganado y 2) en la rama intervención, el 20.6% de los niños recibirían cistouretrografías miccionales innecesarias en comparación con el 12.2% de los niños del grupo de control.


El estudio concluyó que realizar una ecografía después de una primera ITU febril en niños de 2 a 24 meses no cumple con las pautas de costo-efectividad. Los hallazgos apoyan el cribado diferido hasta una segunda ITU.

 


Se puede acceder al artículo original presentado aquí en:
Gaither TW, Selekman R, Kazi DS, Copp HL. Cost-Effectiveness of Screening Ultrasound after a First, Febrile Urinary Tract Infection in Children Age 2-24 Months J Pediatr. 2020;216:73-81.e1

 
21-10-20

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