Infecciones urinarias recurrentes. Parte I. Factores de riesgo y... ¿es reinfección o recaída?

Las relaciones sexuales frecuentes y el uso de diafragma y espermicidas son fuertes factores de riesgo para la cistitis simple aguda. Incluso, el uso de preservativos recubiertos de espermicida también se asocia con un mayor riesgo. A estos factores se los conoce como conductuales.

 

En un gran estudio de casos y controles de mujeres con y sin antecedentes de cistitis recurrente, la frecuencia de las relaciones sexuales fue el factor de riesgo más importante.

 

Otros factores de riesgo identificados fueron:

 

• Usar espermicidas durante el año previo.

• Tener una nueva pareja sexual durante el año previo.

• Tener la primera infección del tracto urinario (ITU) a los 15 años o antes.

• Tener antecedentes maternos de infecciones urinarias.

 

Estas 2 últimas asociaciones son una prueba más de que los factores hereditarios pueden ser importantes en algunas mujeres con cistitis recurrente.

 

Por otro lado, no se encontraron asociaciones con:

 

• Los patrones de evacuación antes y después del coito

• La frecuencia de micción ni los hábitos de evacuación tardía

• Los patrones de limpieza

• Las duchas vaginales

• El uso de jacuzzis

• El uso de pantimedias o mallas

• El índice de masa corporal

 

Por su parte, en las mujeres posmenopáusicas, los factores urológicos pueden contribuir al riesgo de cistitis más que los conductuales.

 

En un estudio de casos y controles de 149 mujeres posmenopáusicas sanas con cistitis recurrente y 53 controles sin este antecedente, se encontró que los factores mecánicos y/o fisiológicos que afectan el vaciado de la vejiga estaban fuertemente asociados con las recurrencias.

 

En particular, se encontraron 3 factores urológicos importantes:

 

• Incontinencia urinaria (41% vs 9%, para casos y controles respectivamente)

• Presencia de cistocele (19% vs a 0%)

• Orina residual posterior a la micción (28% vs 2%)

 

Sin embargo, otra investigación de 213 mujeres (100 con cistitis recurrente y 113 controles), no encontró diferencias en el residuo posmiccional, las características de la micción ni en la longitud uretral de las participantes.

 

También se mencionan factores biológicos o genéticos. Los estudios sugieren que las mujeres con cistitis recurrente tienen una mayor susceptibilidad a la colonización vaginal por uropatógenos, incluso durante los períodos asintomáticos, en comparación con las mujeres sin itu recurrente. Esto parece ocurrir, al menos en parte, por una mayor propensión a que los uropatógenos coliformes se adhieran a sus células uroepiteliales.

 

Los determinantes genéticos lo explican. Se sabe que el fenotipo no secretor de antígenos del grupo sanguíneo ABH está sobrerrepresentado en las niñas y mujeres con cistitis recurrente. También se conoce que las células uroepiteliales no secretoras tienen una mayor adherencia de E. coli uropatógena en comparación con las células secretoras. Esto pareciera ser porque las primeras expresan selectivamente receptores de glicolípidos que se unen a la E. coli uropatógena, lo que explicaría la mayor predisposición a desarrollar ITU recurrente en las mujeres con este tipo de células.

 

Sin embargo, la asociación entre el fenotipo no secretor y la cistitis recurrente podría ser menos importante en las mujeres que tienen otros factores de riesgo importantes, como el uso de espermicidas o las relaciones sexuales frecuentes.

 

Por otro lado, también se ha demostrado que ciertos determinantes de la virulencia de los uropatógenos proporcionan una ventaja selectiva para la capacidad de colonizar y causar infecciones. Aún no está claro si estos determinantes de las cepas que causan cistitis recurrente difieren de los que causan infecciones esporádicas. Tampoco se sabe si las mujeres con cistitis recurrente tienen una propensión a la colonización por estas cepas “urovirulentas”, en comparación con las mujeres que no tienen ITU recurrente.

 

¿Es reinfección o recaída?

 

En aquellas pacientes que tienen ITUs muy frecuentes o recurrencias rápidas después del tratamiento, es útil distinguir si los episodios son por una reinfección, es decir, una nueva infección después de la erradicación de la anterior, o por una recaída, entendida como una reaparición de la infección previa que fue erradicada de forma incompleta.

 

La ITU se define arbitrariamente como recaída si la recurrencia ocurre dentro de las 2 semanas posteriores a la finalización del tratamiento y la cepa infectante es la misma. Por el contrario, la recurrencia que ocurre más de 2 semanas después del tratamiento se considera una reinfección, incluso si el uropatógeno infectante es el mismo que el original. La recurrencia también se clasifica como reinfección cuando se documenta un cultivo de orina estéril entre los 2 episodios de cistitis (en un paciente sin antibióticos) o cuando el episodio recurrente es causado por una cepa diferente a la original.

 

La cistitis recurrente puede ser por reinfección o por recaída y requiere una evaluación urológica más extensa.

 

La gran mayoría de las recurrencias de las cistitis simples parecen ser reinfecciones. Incluso la infección repetida con el mismo uropatógeno es compatible con una reinfección porque la bacteria puede persistir en la flora fecal después de la eliminación del tracto urinario y, posteriormente, recolonizar el introito y la vejiga causando la ITU recurrente.

 

Si bien la mayoría de las recurrencias se producen en los primeros 3 meses después de la infección inicial, estudios prospectivos a largo plazo demostraron que las cepas de E. coli son capaces de causar cistitis de 1 a 3 años después, a pesar del tratamiento apropiado y de la desaparición del organismo en urocultivos repetidos.

 

 

Actualización 2020 Uptodate

 

10-3-21