Seguimiento de los niños y los adolescentes con presión arterial elevada

El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. (USPSTF, por sus siglas en inglés) en relación con el rastreo de la presión arterial (PA) elevada en niños y adolescentes asintomáticos, y sobre la base de una reevaluación sistemática de la evidencia disponible, reafirmó recientemente su conclusión previa: sigue habiendo pruebas insuficientes a favor o en contra de apoyarlo. Por el contrario, la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP), la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA), el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI) y la Sociedad Europea de Hipertensión recomiendan el rastreo en esta población basándose en evidencia directa del seguimiento de la PA desde la niñez hasta la adultez. Además, consideran evidencia indirecta de que la PA elevada en niños se asocia con enfermedad cardiovascular subclínica.

 

La importancia clínica del seguimiento en niños mayores de 3 años, es decir el patrón de mediciones de PA a lo largo del tiempo, está relacionada con la capacidad de predecir el estado de PA en el futuro.

 

Si bien los niños, especialmente los adolescentes, que son hipertensos tienen más probabilidades de seguir siéndolo en la edad adulta (particularmente en presencia de aumento del peso corporal, aumento de la masa ventricular izquierda o antecedentes familiares de hipertensión), existen datos de que en algunos infantes la PA elevada vuelve a niveles normales. Esto se ilustró en un estudio de atención primaria basado en registros médicos electrónicos de casi 400.000 niños. Esta investigación informó la normalización de la PA para la mayoría de los pacientes que cumplían los criterios de hipertensión o PA elevada con 3 o más mediciones de PA registradas durante 36 meses: “Durante el segundo período concurrente de 36 meses, no se registraron niveles anormales de PA en 3 o más mediciones en el 50% de los niños con hipertensión (933 de 1881) ni en el 70% con PA elevada (1492 de 2144) diagnosticados durante el primer período de tiempo”. 

 

Por otro lado, hay que de destacar que, en dicho estudio, una minoría de niños tuvo aumentos significativos de la PA: el 12% de los que presentaban PA elevada progresó a una categoría de PA más alta y el 5% de los que tenían hipertensión en etapa 1 progresó a hipertensión en etapa 2. Además, solo la mitad de los 7775 niños con PA anormalmente elevada en los primeros 36 meses tuvieron, durante el segundo período, 3 o más mediciones de PA registradas. También cabe mencionar algunas limitaciones del estudio como por ejemplo el pequeño número de niños en toda la cohorte con mediciones longitudinales de PA necesarias para la inclusión, la falta de certeza sobre si las mediciones se realizaron de manera adecuada o si las intervenciones correspondientes (como los cambios en el estilo de vida) fueron recomendadas e implementadas. 

 

A pesar de esto, como los resultados mostraron la normalización de la PA en muchos niños con PA anormalmente alta, si nuevos estudios verifican los resultados, esto plantea la necesidad de asegurar que los niños con PA elevada tengan un seguimiento prolongado antes de diagnosticarlos con hipertensión. 

 

Volviendo a las recomendaciones mencionadas al comienzo de este artículo, la USPSTF se basa en su evaluación de la evidencia (inadecuada) con respecto a la precisión del rastreo y de los beneficios de las intervenciones no farmacológicas y farmacológicas en la reducción a largo plazo de la PA o en la reducción de los daños en la adultez asociados con la PA alta. También consideraron la evidencia indirecta, como el beneficio del rastreo pediátrico en reducir los resultados de salud adversos. Tampoco hay pruebas suficientes para saber si existe un daño asociado con la detección temprana de la PA alta o con las intervenciones para tratarla.

 

Por el contrario, como se dijo, la AAP, AHA, el NHLBI y la Sociedad Europea de Hipertensión recomiendan la toma de la PA en niños y adolescentes. Se basan en evidencia directa del seguimiento de la PA desde la niñez hasta la edad adulta, evidencia indirecta de que la PA elevada en niños se asocia con enfermedad cardiovascular subclínica (como masa ventricular izquierda, engrosamiento de la íntima-media carotídea y autopsias en adolescentes y adultos jóvenes que demuestran una relación entre la PA elevada y las lesiones ateroscleróticas) y porque la toma de la PA puede identificar a los niños que se beneficiarían de un asesoramiento que promueva estilos de vida saludables.

 

Sus recomendaciones son:

- Para los niños sin factores de riesgo o afecciones asociadas a hipertensión, medir la PA a partir de los 3 años de edad durante las visitas anuales de control de salud.
- Para los niños con factores de riesgo para hipertensión independientemente de su edad, medir la PA en cada consulta de atención médica.

 


Bibliografía
-Panel de expertos sobre directrices integradas para la salud cardiovascular y la reducción del riesgo en niños y adolescentes, Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre. Panel de expertos sobre directrices integradas para la salud cardiovascular y la reducción del riesgo en niños y adolescentes: informe resumido. Pediatrics 2011; 128 Suppl 5: S213.
-Grupo de trabajo de servicios preventivos de EE. UU., Krist AH, Davidson KW, et al. Detección de presión arterial alta en niños y adolescentes: Declaración de recomendación del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. JAMA 2020; 324: 1878.
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2-7-21

 

 

 


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