5 puntos para el tratamiento del COVID-19

Desde el registro de los primeros casos de COVID-19, la evidencia científica relacionada a la pandemia ha crecido exponencialmente. En la actualidad está claramente definido la forma de transmisión del SARS-CoV-2 así como las medidas preventivas y terapéuticas.

 

En este punto, y con múltiples países enfrentando un aumento de casos, no hay justificación para continuar cometiendo los mismos errores de antes ni para ignorar la evidencia científica generada. Es decir, el manejo del COVID-19 ya no puede depender del criterio o creencia de cada profesional de la salud sino que tiene que apegarse a la evidencia científica y a las recomendaciones internacionales.

 

1. Prescribir fármacos efectivos

 

En este momento hay suficiente evidencia científica en contra de la utilización de terapias no probadas o inefectivas como azitromicina, doxiciclina, oseltamivir, lopinavir/ritonavir, hidroxicloroquina, suero de pacientes convalecientes, preparaciones de hierbas e ivermectina.

 

2. Utilizar esteroides solo en quienes requieren oxígeno

 

Los esteroides deben utilizarse solo en pacientes con hipoxemia. Los estudios aleatorizados mostraron que quienes requieren oxígeno suplementario se benefician de un curso corto de esteroides, como dexametasona 6 mg al día. No hay evidencia de beneficio en dar esteroides a pacientes que no están recibiendo oxígeno y hacerlo probablemente sea perjudicial.

 

3. En regiones con alta transmisión comunitaria, un cuadro respiratorio es sospechoso de COVID-19

 

La sospecha clínica debe apoyarse en la prevalencia comunitaria, por lo que, en una región con alta prevalencia, es inaceptable asumir que un paciente con un cuadro respiratorio no tiene COVID-19 solo por los hallazgos clínicos. En estos casos, es necesario hacer una prueba diagnóstica con la finalidad de aislar al sujeto y de prevenir más contagios.

 

El COVID-19 tiene diferentes presentaciones clínicas dependiendo, por ejemplo, de las individualidades del huésped (edad, estado de inmunocompromiso, estado de vacunación, etc.). Debido a que la mayoría de los síntomas son poco específicos y muy variables es necesario mantener al COVID-19 como diagnóstico diferencial de cuadros respiratorios en regiones de alta transmisión comunitaria.

 

4. Invertir tiempo en la educación del paciente con COVID-19

 

La información que se le da al paciente con COVID-19 puede tener un impacto importante en su curso clínico, en su salud mental y en la prevención de nuevos contagios. No hay que asumir que el paciente entiende o sabe cómo cuidarse.

 

Recordarle que las complicaciones suelen presentarse entre los días 7 a 10 de haber iniciado los síntomas, por lo que debe estar atento principalmente durante ese período de tiempo. 

 

Enumerar claramente las pautas de alarma (disnea, dolor precordial, alteraciones del estado neurológico, fiebre persistente, etc.).

 

De ser posible, es conveniente enseñar al paciente a utilizar un oxímetro de pulso para que se monitorice en su domicilio y reconozca en qué momento tiene que buscar atención médica de urgencia.

 

Educar a los pacientes es probablemente la medida que más utilidad tenga en aquellos con COVID-19 de manejo ambulatorio.

 

5. No solicitar anticuerpos contra SARS-CoV-2 después de la vacunación 

 

Si bien solicitar anticuerpos después de recibir la vacuna se volvió una práctica frecuente, hasta el momento no hay ninguna evidencia científica que demuestre que la presencia de anticuerpos se relacione con protección contra el coronavirus. Tampoco se conoce la cantidad necesaria de anticuerpos o su traducción inmunológica.

 

No hay que olvidar que la formación de anticuerpos es solamente un mínimo vistazo al complejo sistema inmunológico. Los resultados que se obtengan pueden generar confusión en nuestros pacientes. Por ejemplo, muchos laboratorios no miden anticuerpos contra la proteína en espiga del SARS-CoV-2. Además, hay múltiples formas de medir anticuerpos y existen diversas plataformas que tienen tanto falsos positivos como falsos negativos bien descritos. Por esta razón la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos claramente se proclamó en contra de medir anticuerpos contra el coronavirus para evaluar la inmunidad por las vacunas. 

 

No hay ninguna razón para solicitar este estudio del cual se desconoce su interpretación y cuyo resultado no cambiará el manejo de los pacientes.

 

Como profesionales de la salud es preciso reconocer la evidencia científica, invertir en educar a nuestros pacientes y no administrar tratamientos o solicitar estudios que no tendrán impacto en su curso clínico. Año y medio después del inicio de la pandemia es imperioso practicar medicina basada en la evidencia.

 

 

Resumido de https://espanol.medscape.com/verarticulo/5907350

 

Bibliografía

 

RECOVERY Collaborative Group, Horby P, Shen WL, Emberson JR, y cols. Dexamethasone in Hospitalized Patients with Covid-19. N Engl J Med. 25 Feb 2021;384(8):693-704. doi: 10.1056/NEJMoa2021436. PMID: 32678530

 

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