La infodemia.

Imaginá, por un momento, que un asteroide masivo se precipita hacia nuestro planeta.

Pensarías que la ciencia, la tecnología y los hechos serían la columna vertebral para enfrentarlo.

Se esperaría que los líderes mundiales ideen una estrategia, informada por las mentes más brillantes del mundo, sobre cómo desviar el asteroide.

O en su defecto, preservar tantas vidas como sea posible.

 

Los últimos años nos han enseñado algo.

 

Si este hipotético asteroide nos amenazara, es probable que aparezcan una serie de escenarios mucho más deprimentes.

 

Algunos líderes negarán que el asteroide exista, o se apoyarán en ideas no convencionales que sugieren que el mismo no caerá donde estemos.

 

Otros políticos señalarían que en realidad, un gran impacto de asteroide no es tan malo.

 

De por sí, no es mucho peor que una lluvia de meteoritos.

 

Y algunos usarían la crisis a su favor, extendiendo la división a lo largo del camino.

 

Creer en el asteroide podría incluso convertirse en una especie de prueba de fuego política.

 

Días extraños... 

 

En los últimos años, algo que se destacó fue el volumen de desinformación que se extendió desde los primeros días, y la medida en que la infodemia

fue impulsada por líderes políticos y estados.

 

Investigadores de la Universidad de Cornell analizaron 38 millones de artículos en inglés, publicados entre enero y mayo de 2020, sobre la pandemia.

 

Descubrieron que Trump figuraba en el 38% de la "conversación de desinformación" y concluyeron que probablemente sería el impulsor más

importante.

 

La vasta plataforma de Trump, amplificada por los medios, ayudó a impulsar una ola de desinformación y desconfianza con consecuencias

que se extendieron por todo el mundo.

 

Muchos países pasaron por lo mismo.

 

El desinterés de Trump por la ciencia fue evidente durante toda la pandemia.

 

Por ejemplo, en su minimización de la gravedad de la pandemia, o en su promoción la hidroxicloroquina, como tratamiento para el covid-19.

 

Detrás de escena, Trump presionó con fuerza para que la FDA aprobara el plasma de convaleciente y la hidroxicloroquina.

 

La hidroxicloroquina recibió una autorización de uso de emergencia el 28 de marzo de 2020 por parte de la FDA.

 

Para mayo la FDA conocía que el medicamento estaba relacionado con 400 eventos adversos para la salud y 87 muertes.

 

Sin embargo, la Casa Blanca todavía quería que la droga se distribuyera ampliamente.

 

El 1 de julio la FDA retiró su autorización. Solo entonces publicó su informe del 19 de mayo.

 

 

¿Cómo deberían trabajar juntos la ciencia y la formulación de políticas?

 

En un mundo ideal, las decisiones políticas se tomarían sobre la base de investigaciones científicas sólidamente fundamentadas.

 

Esto comprende desde cómo gestionar los bloqueos, pasando por basar las reglas de distanciamiento social en la epidemiología, hasta cuánto

 

tiempo podría llevar razonablemente a las compañías farmacéuticas crear medicamentos y vacunas.

 

Siempre habrá incertidumbres y aquí es donde entra en juego el arte de la formulación de políticas.

 

La política, dice el Nuffield Council on Bioethics, un grupo de expertos británico, debe basarse en una mezcla de objetivos, costos y hechos.

 

Los políticos, en última instancia, deben tomar las decisiones.

 

A veces serán fáciles. (La decisión de vacunar.) En otras ocasiones, estas decisiones serán difíciles. (La decisión de cerrar.)

 

¿Tuvimos una pandemia posterior a la verdad?

 

Al final de la segunda guerra mundial, el mundo decidió que necesitaba un nuevo departamento de salud pública.

Andrija Stampar, un médico yugoslavo inauguró la primera Asamblea Mundial de la Salud en 1948.

A mediados del verano de ese año, esta reunión de muchas naciones en Ginebra dio a luz a la OMS.

Los líderes de la salud mundial se reunieron para escuchar al Dr. Stampar hablar del espíritu de optimismo que impulsó el esfuerzo por crear la OMS.

Explicó cómo, a lo largo del camino, las diferencias de opinión se resolvieron, de manera amistosa, mediante un acuerdo amistoso.

 

Casi tres cuartos de siglo después, muchas cosas han cambiado.

 

La escala y la naturaleza de la desinformación se han sentido extraordinarias.

 

Hay dos grandes razones para tal situación:

1. Esta es la primera crisis mundial en la que las grandes potencias están enviando mensajes para promover sus intereses.

2. En esta pandemia hubo altos niveles de "amplificación de la información": Bots, trolls y medios de comunicación sindicados propagan información

errónea en todo el mundo.

Las teorías de desinformación, politización y conspiración le han quitado científicismo al trabajo sobre la pandemia.

Esto implica:

 

a. Mayor tiempo explicando que la gente entienda lo que es real.

 

b. que la confianza en los científicos y los consejos de salud pública disminuyan.

 

Las resultantes de todo esto son peligrosas:

 

Ha llevado a las personas a beber sustancias peligrosas,

 

a buscar tratamientos que no funcionan y

 

a asustar a las personas para que no se vacunen (que sí funcionan).

 

No es la primera vez que la política o la desinformación han provocado malos resultados durante un brote de enfermedad, pensá que al comienzo

de la epidemia de SIDA se decía que podía transmitirse a través del contacto casual, o que era una "plaga" gay, o que la abstinencia

en lugar de los preservativos eran la solución).

 

Pero la naturaleza omnipresente de la desinformación y la politización de la salud con fines políticos parece notable.

 

A medida que nos acercamos al tercer año de la pandemia, ahora empaquetamos vacunas, terapias con anticuerpos, tratamientos con

esteroides y dos nuevos medicamentos antivirales, las herramientas que tenemos para combatir el COVID-19 vienen gracias a la investigación,

los ensayos clínicos y, sobre todo, los hechos.

 

En última instancia, la ciencia se autocorrige y tiende a converger en la verdad.

Pero, como John Barry, autor de “ La gran gripe escribió ” el año pasado, “cuando se mezcla ciencia y política, se obtiene política”.

 

En una era en la que teníamos las herramientas y la tecnología para hacerlo mucho mejor, muchos líderes no han dado prioridad a la

protección de la vida humana.

 

Referencia:

 

Artículo extraído de:

https://overmatter.substack.com/p/the-post-truth-pandemic?r=cw4p0&utm_campaign=post&utm_medium=web&utm_source=copy