Placebo para el dolor de panza en niños.

Una cucharadita de azúcar ayuda a que el medicamento baje, pero ¿y si el azúcar es el medicamento?

Casi 3 de cada 4 niños con síndrome del intestino irritable (SII) o dolor abdominal inexplicable reportaron al menos una mejora del 30%

en el malestar después de tomar un régimen de agua azucarada que sabían que no tenía propiedades medicinales.

 

Los hallazgos, publicados en JAMA Pediatrics (1), también revelaron que los participantes usaron significativamente menos medicamentos

de rescate cuando tomaron el llamado "placebo de etiqueta abierta". 

 

La magnitud del efecto fue suficiente para cumplir con uno de los criterios de la FDA de los Estados Unidos para aprobar medicamentos para

tratar el SII, que afecta entre el 10% y el 15% de los niños en los Estados Unidos.

 

El líder del estudio, Samuel Nurko, director del Programa de Dolor Abdominal Funcional de la Facultad de Medicina de Harvard, Boston,

Massachusetts, dijo que los ensayos controlados con placebo en pacientes con SII y dolor abdominal funcional muestran consistentemente

una "respuesta al placebo muy alta". 

 

La pregunta que su grupo se propuso responder, dijo, fue: "¿Podemos mejorar los síntomas de dolor de estos niños dándoles un placebo

sin engaños?"

 

Entre 2015 y 2018, Nurko y col. asignaron al azar a 30 niños y adolescentes, de 8 a 18 años, con SII o dolor abdominal funcional para

recibir un placebo líquido inerte de etiqueta abierta, que constaba de 85% de sacarosa, ácido cítrico, agua purificada, y el conservante

metilparabeno: dos veces al día durante 3 semanas seguidas de 3 semanas sin placebo, o siguiendo la secuencia inversa. 

 

Aproximadamente la mitad (53%) de los niños tenía dolor abdominal funcional y el 47% tenía SII según lo definido por los criterios de Roma III.

 

Los investigadores de los tres sitios clínicos participantes siguieron un protocolo estandarizado para explicar la naturaleza del placebo

("como pastillas de azúcar sin medicación"), diciendo a los participantes que los adultos con condiciones como las suyas a menudo se

benefician del placebo cuando lo reciben como parte de un estudio clínico aleatorizado y ciego.

 

A los participantes del estudio se les permitió usar hioscina , un anticolinérgico, como tratamiento de rescate durante el ensayo.

 

Referencia

https://jamanetwork.com/journals/jamapediatrics/article-abstract/2788489