¿Qué hacer/pedir a pacientes con dolor torácico?

El dolor torácico es un problema común en la guardia, sin embargo, solo el 5,1% de los pacientes que presentan dolor torácico son

diagnosticados con un síndrome coronario agudo.

 

Dada la alta frecuencia de dolor torácico, el alto riesgo asociado con la enfermedad coronaria y la alta prevalencia de enfermedad coronaria,

la evaluación del dolor torácico agudo se asocia con una incertidumbre clínica significativa, pruebas innecesarias, uso de recursos e

implicancias económicas.

 

La American Heart Association elaboró una guía completa que aborda el dolor torácico tanto agudo como estable (1); esta sinopsis

se centra en las principales recomendaciones para diagnosticar el dolor torácico agudo.

 

Recomendaciones

 

Las guías recomiendan que las instituciones implementen una evaluación de riesgo estructurada y algoritmos basados en evidencia para

estratificar a los pacientes en grupos de riesgo bajo, intermedio o alto para guiar la disposición del paciente y las pruebas de seguimiento.

 

Se ha demostrado que estas pautas estructuradas, en comparación con la evaluación clínica no estructurada, reducen los ingresos,

la duración de la estadía en el servicio de urgencias y las pruebas cardíacas avanzadas innecesarias sin aumentar el riesgo de

muerte o eventos cardíacos importantes dentro de los 30 días.

 

Los biomarcadores seriados de troponina cardíaca (Tnc), preferentemente troponina cardíaca de alta sensibilidad (hs-cTn),

son útiles para la detección rápida y la exclusión de lesión miocárdica (grado de recomendación de clase 1; nivel de evidencia B-NR

[no aleatorizado]).

 

La evaluación de riesgos estructurada y las vías de decisión clínica (CDP) basadas en la evidencia deben utilizarse para facilitar la

disposición y guiar la evaluación diagnóstica (fuerza de clase 1; nivel de calidad B-NR).

 

Los pacientes de bajo riesgo con dolor torácico agudo o estable pueden ser dados de alta sin pruebas cardíacas urgentes (fuerza de clase

2a para dolor torácico agudo, fuerza de clase 1 para dolor torácico estable; nivel de calidad B-R [aleatorizado]).

 

Para los pacientes de riesgo intermedio con dolor torácico agudo y sin arteriopatía coronaria (CAD) conocida, la angiografía por tomografía

computarizada coronaria (CCTA) es útil para descartar placa aterosclerótica y enfermedad coronaria obstructiva (fuerza de clase I;

calidad de nivel A).

 

Para los pacientes de riesgo intermedio con dolor torácico agudo y sin enfermedad coronaria conocida, las pruebas funcionales (p. ej.,

PEG, ecocardiografía de estrés, tomografía por emisión de positrones de estrés/tomografía computarizada por emisión de fotón

único de perfusión miocárdica o resonancia magnética cardíaca de estrés) son útiles para el diagnóstico de isquemia miocárdica

(fuerza de clase I; nivel de calidad B-NR [no aleatorizado]).

 

Los pacientes clínicamente estables que presentan dolor torácico deben incluirse en la toma de decisiones.

 

Se debe proporcionar información sobre el riesgo de eventos adversos, la exposición a la irradiación, los costos y las opciones

alternativas para facilitar la discusión.

 

Referencia

https://www.jacc.org/doi/pdf/10.1016/j.jacc.2021.07.053?_ga=2.1