Intervenciones no farmacológicas para prolongar el sueño nocturno del niño sano

Las experiencias y el desarrollo de la primera infancia pueden tener un impacto significativo en la salud posterior, y el sueño adecuado durante la infancia es un componente crítico del bienestar. El sueño saludable implica una combinación de tiempo, calidad y duración adecuados del sueño. El sueño en los niños es vital para el crecimiento apropiado, el procesamiento cognitivo, el bienestar mental, las interacciones sociales efectivas y la salud metabólica. 
 

Se observan marcadas diferencias en los patrones de sueño durante la infancia, con disminuciones en la duración del sueño a medida que aumenta la edad. La guía de la Fundación Nacional del Sueño de EE. UU. recomienda que los niños pequeños de 1 a 2 años de edad deben dormir de 11 a 14 horas por noche, los niños en edad preescolar de 3 a 5 años deben dormir de 10 a 13 horas, los niños en edad escolar de 6 a 13 años deben dormir dormir de 9 a 11 horas, y los adolescentes de 14 a 17 años deben dormir de 8 a 10 horas, con duraciones de sueño decrecientes similares a medida que aumenta la edad de los niños en el Reino Unido, reflejando los cambios en el ritmo circadiano y los procesos homeostáticos del sueño durante el desarrollo infantil. Si bien estas recomendaciones no se derivan de revisiones sistemáticas y metanálisis de la evidencia, representan el mejor consenso disponible de un panel multidisciplinario de expertos. 


Desafortunadamente, menos niños están logrando estas recomendaciones, con una tendencia hacia duraciones de sueño más cortas, donde actualmente un tercio o menos de los niños más pequeños y adolescentes están logrando duraciones de sueño adecuadas. Estas duraciones cortas del sueño se han atribuido a un mayor tiempo de pantalla, uso de medios electrónicos, ingesta de estimulantes (particularmente cafeína), y el aumento de la aparición de comportamientos de sueño poco saludables, incluidas las malas rutinas a la hora de acostarse (como horarios de sueño irregulares y entornos que no brindan apoyo). 


 

Por lo tanto, se necesitan estrategias efectivas para fomentar un sueño saludable y optimizar el comportamiento del sueño en los niños. Revisiones sistemáticas y metanálisis recientes, en gran parte de estudios de intervención, se han centrado en personas con problemas de sueño y/o problemas médicos  restringidos a grupos de edad reducidos, incluidos bebés y niños en edad preescolar donde los patrones de sueño circadiano aún no están completamente establecidos, también han considerado estudios no experimentales subóptimos y han carecido de pruebas suficientes para desentrañar el papel de las intervenciones de un solo componente frente a las de múltiples componentes como parte de agendas de mejora de la salud más amplias. 


La mayoría de las revisiones hasta la fecha también han sido narrativas, lo que puede reflejar una falta de estandarización en el informe de los resultados relacionados con el sueño, en particular, la duración del sueño. De los pocos metanálisis que han cuantificado los efectos generales de la intervención, las estimaciones agrupadas han sido, en el mejor de los casos, modestas. Cada vez más, se utilizan mediciones objetivas, lo que limita las comparaciones con el sueño informado por los propios padres o informado anteriormente. 

 

Las intervenciones en niños en edad escolar pueden ofrecer un grupo de edad ideal para alterar el comportamiento del sueño nocturno, dado que los patrones de sueño circadiano están bien establecidos y el alcance para realizar intervenciones tanto en la escuela como en el hogar. Por lo tanto, han llevado a cabo una revisión sistemática actualizada de los estudios de intervención para promover patrones de sueño óptimos en todos los niños, incluidos los de edad escolar (de 1 a 18 años).

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Objetivo   
Determinar si las intervenciones no farmacéuticas para mejorar la duración del sueño en niños sanos son efectivas e identificar los componentes clave de estas intervenciones.


Se realizaron búsquedas en las fuentes de datos  CENTRAL, MEDLINE, Embase, PsycINFO, Web of Science Core collection, ClinicalTrials.gov y las bases de datos de ensayos de la OMS desde el inicio hasta el 15 de noviembre de 2021.
 

Selección de estudios   
Los ensayos clínicos aleatorizados de intervenciones para mejorar la duración del sueño en niños sanos fueron evaluados de forma independiente por 2 investigadores. Se identificaron un total de 28 478 estudios.

 

Extracción y síntesis de datos
Los  datos se procesaron de acuerdo con la guía de informes de elementos de informe preferidos para revisiones sistemáticas y metanálisis (PRISMA). Se utilizaron modelos metanalíticos de efectos aleatorios para estimar los tamaños del efecto agrupados.


Principales resultados y medidas   
Diferencia en la duración del sueño, medida en minutos.

 

Resultados  
Se incluyeron un total de 13 539 niños participantes de 45 ensayos clínicos aleatorios. De estos, 6897 (50,9%) estaban en el grupo de intervención y 6642 (49,1%) en el grupo control, y la edad media osciló entre 18 meses y 19 años. Los resultados agrupados indican que las intervenciones del sueño se asociaron con 10,5 minutos (IC del 95 %, 5,6-15,4) más de duración del sueño nocturno. Hubo una variación sustancial entre los ensayos. Las fuentes de variación que no se asociaron con el tamaño del efecto del estudio incluyeron el grupo de edad, si se identificó que la población tenía un problema de sueño o se encontraba en desventaja socioeconómica (p. ej., provenía de una familia o área de bajos ingresos), el método de evaluación de duración del sueño (objetivo frente a subjetivo), ubicación de la ejecución de la intervención (hogar frente a la escuela), si las intervenciones se realizaron en persona o utilizaron la participación de los padres, si se utilizó la teoría del comportamiento, el cambio ambiental, o tuvo mayor o menor intensidad. Las intervenciones que incluyeron acostarse más temprano se asociaron con una extensión del sueño de 47 minutos (IC del 95 %, 18,9 a 75,0; 3 ensayos) en comparación con los estudios restantes (7,4 minutos; IC del 95 %, 2,9 a 11,8; 42 ensayos) (p  = 0,006 para diferencia de grupo). Los ensayos de duración más corta (6 meses o menos) tuvieron efectos más grandes.

 

Conclusiones y relevancia   
Las intervenciones centradas en acostarse más temprano pueden ofrecer una manera simple, pragmática y efectiva de aumentar significativamente la duración del sueño que podría tener importantes beneficios para la salud infantil. Por lo general, las intervenciones no farmacológicas aumentan el sueño en una pequeña cantidad (10,5 minutos). Los elementos de la intervención, como un enfoque limitado en el sueño, incluido el acostarse más temprano, deben avanzar en términos del diseño del estudio para ayudar a los niños a lograr un sueño adecuado para apoyar el crecimiento, el desarrollo cognitivo, el bienestar mental y la salud metabólica. Según la mejor evidencia disponible hasta la fecha, acostarse más temprano ofrece una estrategia simple y pragmática para aumentar significativamente la duración del sueño.



Traducido del Magee Lucia, Goldsmith  Lucy et al. Nonpharmacological Interventions to Lengthen Sleep Duration in Healthy ChildrenA Systematic Review and Meta-analysis. JAMA Pediatr. Published online September 12, 2022. doi:10.1001/jamapediatrics.2022.3172