El VIH, virus de la inmunodeficiencia humana, es un retrovirus que infecta al ser humano y que sin tratamiento, luego de un tiempo de latencia que puede ser prolongado, provoca un deficit del sistema inmunológico (que es el que nos permite defendernos de las infecciones) permitiendo el desarrollo de infecciones severas y ciertos tipos de cáncer que pueden comprometer la vida, a esta enfermedad se la denomina SIDA (Sindrome de inmunodeficiencia adquirida). Con el advenimiento de los nuevos tratamientos esta enfermedad potencialmente mortal se ha convertido en una enfermedad crónica, su evolución depende en gran medida en la adherencia al tratamiento y los cuidados generales de la salud. 

 

Es importante detectar si la persona se haya infectada por el VIH (aunque no presente síntomas) o bien reconocer los síntomas del mismo, ya que el diagnóstico y el tratamiento temprano evitaría una enfermedad grave y al mismo tiempo reduce el riesgo de transmitir el virus a otros.

 

 

Por contacto sexual o la exposición a sangre o fluidos corporales infectados. Esto puede ocurrir:

• Durante el contacto sexual con una persona infectada, especialmente si se tiene sexo vaginal o anal sin protección (sin preservativos)

• Al compartir agujas o jeringas usadas por una persona infectada.

• La transmisión de una mujer embarazada a su bebé puede ocurrir durante el embarazo, el parto o la lactancia, aunque esto es poco común con el uso de medicamentos para el VIH durante y después del embarazo

Infección por el VIH no se transmite por contacto de la piel, la tos o los besos.

 

 

Todas las personas sexualmente activas pueden estar expuestas al VIH y se sabe que existe un subdiagnóstico de las personas infectadas, es decir que muchos desconocen que son portadores del virus. Por esta razón actualmente no se tiene en cuenta el posible riesgo de contraer VIH para decidir hacer un test diagnóstico. Las características demográficas de las personas con VIH varían en el mundo, pero podemos decir que el VIH es más frecuente en:

 

● Los hombres que tienen sexo con hombres

● Los usuarios de drogas inyectables que comparten agujas o "trabajos"

● Las parejas sexuales de las personas infectadas con el VIH

● Las personas con antecedentes de una enfermedad de transmisión sexual

● Las víctimas de asalto sexual (en este caso consultar con un médico a un centro de urgencias)

● Los hombres y las mujeres que tienen relaciones sexuales sin protección con múltiples parejas

● Los hombres y las mujeres que intercambian sexo por dinero o drogas o tiene parejas sexuales que lo hacen

● Cualquier persona que ha tenido un accidente con una aguja en un centro de salud

● Las personas que recibieron una transfusión de sangre u otros productos sanguíneos antes de 1984

 

 

 

Los primeros síntomas de la infección por el VIH desarrollan en el 50 al 90 por ciento de las personas infectadas, por lo general a partir de dos a cuatro semanas después de la exposición al VIH. El grupo inicial de los signos y síntomas se conoce como infección primaria o aguda por VIH.

 

Los signos y síntomas de la primoinfección por VIH pueden ser similares a otras enfermedades comunes como la gripe, y muchas veces pasa inadvertido. Sin embargo, la infección por VIH es altamente contagiosa en esta etapa temprana porque hay grandes cantidades del virus en la sangre y otros fluidos corporales. Reconocer los síntomas temprano, hacerse la prueba del VIH, y comenzar el tratamiento lo más pronto posible puede ayudar a disminuir el riesgo de transmitir el VIH a otra persona.

 

Los signos y síntomas de la primoinfección por VIH o infección aguda más comunes incluyen fiebre, dolor de garganta, dolor de cabeza y dolor muscular y articular. Estos síntomas parecidos a la gripe duran aproximadamente dos semanas. Durante la segunda semana de la enfermedad, la mayoría de la gente también tiene hinchazón indolora de ciertos ganglios linfáticos.

 

También pueden presentar úlceras  dolorosas en la piel, boca, genitales y esófago, erupción de la piel, nauseas, vómitos diarrea, pérdida de peso, tos seca. 

 

 

Si no se trata el VIH, el virus causa debilitamiento progresivo del sistema inmunitario, un proceso que se produce a un ritmo diferente en diferentes personas. Una vez que ha ocurrido un daño significativo al sistema inmunológico, lo que suele tardar al menos varios años, los pacientes con VIH pueden infectarse con otros organismos que normalmente no causan enfermedad en las personas con inmunidad normal. Estos "infecciones oportunistas" pueden causar enfermedad grave en pacientes con infección avanzada por el VIH. Dependiendo de la infección oportunista, los síntomas pueden incluir dificultad para respirar, visión borrosa, fiebre y pérdida de peso.

 

 

El diagnóstico se hace mediante una prueba de sangre. Existen distintos tipos de test para el VIH. Si la persona no presenta síntomas el primer test (con técnica de ELISA) que se realiza es una prueba que puede detectar a todos los que están infectados pero también puede dar falsos positivos, es decir dar positivo aunque la persona no esté infectada. Por esto es necesario realizar un segundo test (Western Blot u otros) que es más preciso para confirmar o descartar el diagnóstico. En el caso de que la persona presente síntomas de un infección aguda se realizarán otro tipos de test, ya que el test de ELISA para VIH puede dar negativo hasta el cuarto mes de que se produjo el contagio.

 

 

El VIH se trata con fármacos denominados antirretrovirales. Como ya mencionamos el diagnóstico temprano puede mejorar los resultados del tratamiento. Los infectólogos son los especialistas que se dedican al tratamiento del VIH. Sin duda los cuidados generales de la salud tendrán un impacto positivo en la persona que tiene VIH.

 

 

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