La mejor prevención

Muchas personas concurren al médico porque presentan alguna dolencia (dolor, fiebre, tos, diarrea, etc.), muchas menos concurren para ver qué pueden hacer para permanecer sanas, saludables. La medicina ha ocupado un lugar frente a ambas demandas, en la primera tratando de curar y aliviar, en la segunda ejecutando medidas que se consideran preventivas. 

En esta reflexión nos ocuparemos de la medicina preventiva, la que se ocupa de los sanos que pretenden preservar su salud. Si bien cuando pensamos en prevención nace la idea de que todo lo que hagamos es para ganar, o sea  puro beneficio, no siempre es así, en este punto debemos decir que lo más importante es no enfermar a una persona que está sana, es decir no complicarle la vida, lo que puede suceder a veces cuando intentamos prevenir. 

Falsamente se cree que todo es prevenible, pero lejos estamos de esta premisa. Existen claro, grandes avances como lo han sido el uso de agua potable, la buena alimentación, una vivienda segura, la utilización del cinturón de seguridad, el uso de casco para motos y bicicletas, el desarrollo de autopistas y otros progresos de la vida moderna que sin duda han incidido radicalmente en la salud de las personas. 

En el mismo sentido las vacunas, el uso de profilácticos, el no fumar y la actividad física han demostrado tener un lugar para preservar la salud.

El control de la presión arterial y, según la edad o el riesgo individual, el control de glucemias (azúcar en sangre) y del colesterol (grasas en sangre) han mostrado ser importantes en la prevención de enfermedades cardiovasculares. 

El papanicolau en el rastreo de cáncer de cuello uterino en la mujer y el rastreo del cáncer de colon a través de distintos métodos a determinadas edades también han demostrado reducir el riesgo de enfermar y de morir por estas enfermedades.

 

Aunque pensemos que no es mucho lo que podemos hacer, no es poco trabajo incorporar a nuestros hábitos el tiempo para hacer ejercicio, comer sano e intentar dejar de fumar si lo hacemos. 


Las prácticas médicas y hábitos antes mencionados probaron ser favorables para la salud en investigaciones científicas. Pero también existen investigaciones que muestran que muchas prácticas médicas resultan inútiles o de beneficio escaso y que al mismo tiempo representan un riesgo para la persona sana. Entre estas podemos mencionar la solicitud de análisis de laboratorio innecesarios, las densitometrías solicitadas antes de los 65 años en mujeres sin riesgo, el antígeno prostático específico para el rastreo de cáncer de próstata en hombres asintomáticos entre otras prácticas así como estudios que pueden presentar algún beneficio pero cuyos daños son significativos como por ejemplo la mamografía para el rastreo de cáncer de mama. (Ver “Pro y contras de la mamografía”)


Dicho esto, también es interesante pensar que cada persona elije un modo de cuidarse distinto, y que lo que representa la salud para algunos no es lo mismo que para otros. 

Fabián dice: “para mí estar sano es salir a correr todas las mañanas…”

Mercedes dice: “cuidar a mis nietos me hace sentir saludable…”

Graciela dice: “yo necesito hacerme un chequeo anual para saber que estoy bien…”

Sea cual sea nuestra forma de percibir nuestra salud, es importante informarnos sobre los pro y contras de cualquier estudio médico que vayamos a realizar, aunque pensemos que es solo por prevención. (ver "Pro y contras de la mamografía")