Cómo impactó el permiso de salida para los mayores de 70 años suspendido por la justicia

A partir del permiso que las personas mayores de 70 años hubiesen tenido que tramitar a través de la línea 147 cada vez que quisieran salir de su casa en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, actualmente suspendido por la justicia por su caracter inconstitucional, nos interesó conocer cómo vivieron el anuncio de esta medida aquellas personas que se verían directamente afectadas.


Aquí transcribimos dos breves cartas, diferentes, porque las realidades de las personas también lo son, que fueron escritas al conocer la posible implementación de este permiso que impactó sensiblemente en los mayores. 

 

Hoy estoy angustiada.
Angustia que no había sentido durante los días anteriores de la cuarentena cumplidos hasta ahora. Angustia desencadenada por la discriminación a la que hemos sido sometidos los adultos mayores (tengo 78 años), me refiero a la exigencia de un permiso de vigencia limitada para salir de nuestras casas para pequeños actos que nos resultan imprescindibles. 


Esta discriminación injuriante la sentimos más aquellos que vivimos solos y a quienes no se nos permite tener el más mínimo contacto real con otros seres humanos. 


Ser adultos mayores parece ser considerado una “capitis diminutio” que nos lleva a sufrir una especie de castigo que no sólo atenta contra nuestra dignidad sino también contra nuestras garantías de igualdad ante la ley amparadas por la Constitución Nacional. 


Por otra parte, al beneficio que supuestamente acarrearía esta cuarentena estricta, por tiempo indefinido, se contrapone el perjuicio que nos provocará llevar  una vida sedentaria, carente de todo tipo de actividad física, privándonos del aire y el sol imprescindibles para la salud. 


Esto sin duda desencadenará en numerosas dolencias, algunas de las cuales derivarán en internaciones, que irónicamente es lo que el gobierno pretende evitar para reservar la disponibilidad hospitalaria a los posibles futuros afectados por el coronavirus. 


Infantilizar a los adultos mayores obligándonos a pedir autorizaciones para realizar los más mínimos actos no llevará a solucionar el problema del virus ni la carencia de insumos, el camino que considero corresponde es invitarnos del mismo modo que a los demás ciudadanos a tener conductas responsables para enfrentar y tratar de superar esta pandemia que nos envuelve.


Alicia Bronstein  




En referencia a lo dispuesto por el Gobierno de la ciudad considero que es una medida inconstitucional. Sin embargo creo que se debe evaluar dentro de la circunstancia en la que nos encontramos, una pandemia, es algo absolutamente extraordinario y probablemente requiere de medidas extraordinarias.


Creo y confío en que esta medida se toma para protegernos y también para ante un aumento de los casos tener disponibilidad de camas y poder asistir a quien presente mayor gravedad. Pienso en que nosotros, los mayores, tenemos menos chances de recuperarnos y que sería injusto que personas más jóvenes con más chances de recuperación no dispongan de esas camas que nosotros ocuparíamos.


Probablemente para aquellas personas que no tienen familia que las asistas o que viven solas o que tienen la necesidad de pasar siquiera algunos minutos fuera de sus casas por el motivo que sea, estas medidas resultan desagradables, en mi caso particular, que convivo con mi esposo, y que tenemos una buena relación, estas decisiones de las autoridades no me generan el malestar que veo puede traer a otros. 


Norma B. Sánchez