¿Cómo terminó la pandemia de 1918?

Desde que la Organización Mundial de la Salud declaró al COVID-19 como una pandemia, seguimos aprendiendo del nuevo coronavirus y una pregunta permanece sin respuesta. ¿Cómo llegará a su fin esta pandemia?

 

El conocimiento científico actual es que solo una vacuna pondrá fin a esta pandemia, pero queda por ver cómo llegaremos allí. Parece seguro decir, sin embargo, que algún día, de alguna manera, se va a terminar. Después de todo, otras pandemias virales lo han hecho. 

 

Tomemos, por ejemplo, la pandemia de gripe de 1918-19.

 

Esa pandemia fue la más letal del siglo XX; infectó a unos 500 millones de personas y mató al menos a 50 millones y para la mayoría de los investigadores continuó con las más letales epidemias de gripe del siglo pasado. 

 

Si bien el conocimiento científico de los virus y el desarrollo de vacunas han avanzado significativamente desde entonces, la incertidumbre que se siente en el mundo actual habría sido familiar hace un siglo.

 

Incluso después de que ese virus se extinguiera, pasarían años antes de que los científicos entendieran mejor lo que sucedió, y aún queda cierto misterio. 

 

Esto es lo que sabemos: para que una pandemia termine, la enfermedad en cuestión tiene que llegar a un punto en el que no pueda encontrar con éxito suficientes huéspedes para contraerla y luego propagarla. En el caso de la pandemia de 1918, el mundo creyó al principio que la propagación se había detenido en la primavera de 1919, pero volvió a aumentar a principios de 1920.

 

Al igual que con otras cepas, esta gripe puede haberse vuelto más activa en los meses de invierno ya que las personas pasaban más tiempo en interiores, más cerca unas de otras, y los medios que proporcionaban calor resecaban la piel, producían grietas en la piel de la nariz y la boca proporcionando "excelentes puntos de entrada para el virus", explica Howard Markel, médico y director del Centro de Historia de la Medicina de la Universidad de Michigan.

 

A mediados de 1920, esa cepa mortal de gripe se había desvanecido lo suficiente como para que la pandemia hubiera terminado en muchos lugares, aunque no hubo una declaración dramática o memorable de que había llegado el fin. "El fin de la pandemia se produjo porque el virus circuló por todo el mundo, infectando a la población y ya no había suficientes personas susceptibles para que la cepa se convierta en pandemia una vez más", dice el historiador médico J. Alexander Navarro, subdirector del Centro de Historia de la Medicina. "... Cuando haya suficientes personas inmunes, la infección se extinguirá lentamente porque es más difícil para el virus encontrar nuevos huéspedes susceptibles".

 

Con “menos personas susceptibles mezclándose”, dice Navarro, el virus no tenía a dónde ir: la “ inmunidad colectiva” de la que se habla hoy. 

 

Al final de la pandemia, un tercio de la población mundial había contraído el virus (por el momento, se sabe que alrededor del 0.5% de la población mundial se ha infectado con el nuevo coronavirus).

 

Sin embargo, el fin de la pandemia de 1918 no solo fue el resultado de que tanta gente la contrajera y que la inmunidad se generalizó, el distanciamiento social fue clave. 

 

Los consejos de salud pública para frenar la propagación del virus eran inquietantemente similares a los de hoy: se alentó a los ciudadanos a mantenerse saludables a través de campañas que promovían el uso de  tapabocas, el lavado frecuente de manos, la cuarentena, el aislamiento de los pacientes, y el cierre de escuelas y espacios públicos. y negocios no esenciales, todos pasos diseñados para cortar las rutas de propagación del virus.

 

De hecho, un estudio del que Markel y Navarro fueron coautores, publicado en el Journal of the American Medical Association en 2007, encontró que las ciudades de Estados Unidos que implementaron más de una de estas medidas de control mencionadas y las mantuvieron por más tiempo tuvieron menos resultados mortales que las ciudades que implementaron menos medidas  de control y lo hicieron más tarde.

 

Los funcionarios de salud pública tomaron todas estas medidas a pesar de no saber con certeza si se trataba de un virus o una infección bacteriana; la  investigación que demostró que la influenza proviene de un virus y no de una bacteria se descubrió recién hacia 1930.

 

No fue hasta 2005 que los artículos en Science y Nature culminaron un proceso de casi una década de mapeo del genoma de la cepa de la gripe que causó la pandemia de 1918.

 

La epidemia de gripe de 1918 se extinguió cuando llegaron los meses más cálidos ese año, como cualquier gripe estacional.

 

La mayoría de los investigadores concluyen que la pandemia de COVID-19 no terminará hasta que haya una vacuna y cierto nivel de exposición en la población mundial. Mientras tanto podemos ser proactivos cumpliendo las medidas preventivas.

 

Hace un siglo, ser proactivo en materia de salud pública salvó vidas, y puede volver a hacerlo hoy.

 

 

Artículo extraído de: https://time.com/5894403/how-the-1918-flu-pandemic-ended/

 

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