¿Sirven las pruebas de anticuerpos contra el COVID-19?

Los anticuerpos son proteínas que muestran la reacción de nuestro sistema inmune (también llamado “sistema de defensas”) contra agentes externos como los virus o las bacterias.

 

Existen diferentes tipos de pruebas:

 

Anticuerpos de la unión

 

Se han comercializado múltiples pruebas con la posibilidad de detectar anticuerpos Ig M, Ig G e Ig A. Son las que se encuentran disponibles en la mayoría de los proveedores de salud. En la actualidad, se desconoce qué título de anticuerpos son protectores. Continúan realizándose estudios para establecer una correlación entre el título y la actividad neutralizante. Es importante remarcar que no todos los tests son iguales y que puede haber grandes diferencias en la calidad y en los resultados.

 

Anticuerpo neutralizantes

 

Estas pruebas detectan un subgrupo de anticuerpos y determinan su efectividad para bloquear el virus. Al identificar anticuerpos neutralizantes valoran justamente la presencia de anticuerpos protectores contra el SARS-CoV-2. Estos estudios son más complejos y no se encuentran accesibles para la población general. Suelen ser utilizados casi exclusivamente en investigaciones científicas.

 

Durante la pandemia, muchas personas quieren realizar una prueba de anticuerpos (o prueba serológica o serología) contra el coronavirus. En general, buscan conocer aspectos sobre su inmunidad pero, la verdad, es que esto no siempre puede saberse con exactitud a través de las pruebas disponibles. A continuación se mencionan algunas situaciones frecuentes sobre el estado inmunológico y lo que, al día de la fecha, se sabe que los estudios serológicos pueden aportar:

 

1- Durante una infección por COVID-19

 

Las pruebas de elección para el diagnóstico son:

 

a. El test de PCR (reacción de polimerasa en cadena). Se realiza mediante un hisopado nasofaríngeo, eventualmente orofaríngeo o un test de saliva. Identifica material genético del virus. Hay otras pruebas similares al test de PCR (como el LAMP –Loop Mediated Isothermal Amplification- o el ELA -Easy Loop Amplification-) pero son menos exactos.

 

b. La prueba de antígeno (también llamada test rápido). También se hace a través de un hisopado y permite identificar algunas proteínas del virus. Para su mayor sensibilidad (es decir, disminuir los falsos negativos), conviene realizar esta prueba durante los primeros 7 días desde el inicio de los síntomas.

 

Las pruebas serológicas suelen ser negativas durante el período agudo de la enfermedad y habitualmente positivizan entre el día 14 y 21 desde el inicio de los síntomas.

 

2- Posterior a haber tenido COVID-19

 

Si bien las pruebas de anticuerpos pueden ser útiles para saber si una persona presentó en algún momento COVID-19, es importante remarcar que conocer este resultado no modifica ninguna conducta ya que hasta el momento no es posible saber si estos anticuerpos son realmente protectores.

 

Al mismo tiempo, un resultado negativo no significa que la persona no tenga protección contra el virus (o no cursó la infección). Esto puede suceder porque hay personas que no desarrollan anticuerpos o estos anticuerpos no son detectables por las pruebas actuales. Además las pruebas serológicas no evalúan la inmunidad celular que también forma parte del sistema de defensas.

 

En relación a las reinfecciones, se cree que algunas personas que presentaron infecciones leves o asintomáticas podrían desarrollar inmunidad por un período de tiempo menor y tendrían más chances de presentar una nueva infección. Sin embargo, la reinfección es un hecho muy infrecuente. Independientemente de esto, la presentación de nuevas variantes del virus refuerza aún más la necesidad de continuar con los cuidados.

 

Es decir, cualquiera sea el resultado de la serología, es preciso que todas las personas continúen cuidándose para evitar una posible infección o reinfección. Tener o no anticuerpos tampoco modifica la indicación de vacunación.

 

3- Desconociendo si se cursó o no la infección

 

Como se explicó, es incierta la correlación entre los resultados de las pruebas serológicas disponibles para la población general y la protección contra el SARS-CoV-2. Es posible que en un futuro se cuente con mayor información al respecto.

 

4- Posterior a la vacunación

 

Existe buena calidad de evidencia de que las vacunas tienen un alto grado de eficacia. Por esto, ni desde el punto de vista sanitario ni individual sirve evaluar la inmunidad posterior a la inmunización.

 

Igualmente, si se quisiera evaluar la respuesta a la vacunación, por un lado habría que considerar contra qué proteína desarrolla anticuerpos dicha vacuna y ver si coincide con el tipo de inmunoglobulina que identifica el test (como se dijo, las pruebas son muy variadas y algunas detectan anticuerpos contra la proteína S1, otras contra la proteína S2, otras contra la nucleocápside, etc.). Sin embargo, aún conociendo este detalle y siendo repetitivos, en la actualidad se desconoce la correlación entre estos resultados y la protección. Por esta razón tampoco se recomiendan las pruebas serológicas posteriores a la vacunación. Al día de la fecha se cree que solo pueden generar mayor confusión.

 

Circunstancia clínica en la que sí se recomienda el uso de las pruebas serológicas

 

Pueden ser de utilidad en la evaluación de pacientes que presentan complicaciones por el COVID-19 pero que sus pruebas diagnósticas (PCR) son negativas.

 

 

21/04/2021